Normalmente, con la vida que llevamos, el salón lo podemos considerar como el santuario particular de cada casa. Buscamos el espacio ideal para relajarnos, descansar, leer un libro, escuchar música y reunirnos con nuestros amigos y familiares.
Cada uno de nosotros tenemos una necesidad y unas prioridades. Lo ideal es encontrar la armonía en nuestro hogar y/o lugar de trabajo.
Para lograrlo, es importante plantearse, ¿quién utilizará el espacio? Número de personas que vivirán en esa casa, características de cada uno, incluso sus aficiones hacen determinar cuál es la mejor opción. Obviamente, por ejemplo, una pareja con hijos busca espacios adaptados para ellos, con tejidos resistentes y fáciles de lavar, circunstancia totalmente diferente si se trata de una persona que vive sola a la que le gustan los detalles y tenerlo todo al alcance de su mano.
¿Cómo se utilizará el espacio? Si sois personas que os gustan las reuniones con los amigos, o quizás sois amantes de la paz y la tranquilidad, o necesitáis un espacio flexible con mobiliario móvil… es una cuestión que os tendréis que plantear a la hora de escoger qué tipo de salón os conviene más.
¿Cuál es el tamaño del espacio? Esto es fundamental, ya que la planificación se realizará según la superficie disponible para saber cuál es la mejor opción a la hora de distribuir los muebles, alfombras, cortinas, iluminación… etc. Un salón grande tiene un enfoque diferente a uno pequeño.
¿Cuáles son las características arquitectónicas? De esta manera se puede ver los pros y las contras a la hora de realizar el diseño de la estancia. Unas fabulosas ventanas orientadas a un jardín, son el complemento ideal de una cortinas o persianas que dejen entran la luz natural. O por el contrario, si se trata por ejemplo de un espacio con muchas puertas limitará el espacio disponible, siendo una posible solución bloquear aquellas que no tengan uso jugando con el diseño de la estancia.
Una vez claro cada una de estas cuestiones, podemos tener una idea mas segura del planteamiento del diseño.
Empezamos observando cuál es el punto focal del salón. Una vez decidido, el resto de los elementos se colocarán en torno a él. Puede ser una chimenea, o en muchas ocasiones suele ser el lugar donde se ubica la televisión. Pero, ¡¡te recomiendo arriesgar y pensar en otras alternativas más creativas!!
Es importante tener claro la disposición de los lugares para sentarse. El siguiente paso es colocar el mobiliario estratégicamente a su alrededor. Asegúrate de incluir suficientes lugares en función del numero de personas que lo vayan a utilizar.
Es divertido y despierta el interés mezclar sofás y sillones o incluso renovar un viejo sofá incluyendo algún que otro cojín nuevo. La elección del sofá es fundamental, así que elígelo sabiamente. Un consejo, elige el sofá antes de elegir el color de la pared (es mas fácil encontrar una tonalidad que combine con el tejido del sofá que al revés).
Otro aspecto a tener en cuenta es el movimiento. Asegúrate de organizar el mobiliario de tal manera que intente no molestar a nadie, o al menos, si es por falta de espacio, lo menos posible. Hagas lo que hagas no es recomendable saturar demasiado el espacio ya que hace que parezca desordenado y poco relajante.
El almacenamiento es primordial, sobre todo si la casa es pequeña. Comprueba que el mobiliario elegido tiene la capacidad suficiente de cubrir todas tus necesidades. Una recomendación, ¡¡tira cosas!! La mitad de ellas seguro que no las necesitas. Hay un montón de lugares donde estarán encantados que les des todo aquello que ya no quieres.
Los detalles finales es el colofón de un buen trabajo. Presta atención a las alfombras, cortinas, fotografías, la iluminación, los accesorios… etc. Los pequeños detalles tienen grandes resultados y ¡¡dicen mucho de ti!!