Habrás escuchado mil técnicas y métodos para lograr mantener el orden “Método Optima Home”, “Método Marie Kondo” …etc. Todos ellos te ayudan a optimizar los espacios de tu casa y oficina para que sea más funcional y práctica.
Los sistemas de organización, asimilando técnicas de cómo realizarlo y lo más importante, cómo conservarlo en tu rutina diaria, son fundamentales para hacer que en tu día a día, tu hogar y/o lugar de trabajo se mantenga limpio y ordenado.
Foto: Clara
En esta publicación nos vamos a centrar en cómo mantener el orden en tus armarios; conseguir tenerlo a raya puede ser muy complicado, pero si eres paciente y constante, vas a ver lo sencillo y motivador que llega a ser.
Trucos de cómo conseguirlo
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El primer paso es vaciar y limpiar
Saca toda la ropa del armario y ponla en algún lugar lo suficientemente amplio que puedas ver la mayor parte de ella (sobre la cama es un buen lugar, ya que suele estar cerca del armario y lo tienes todo a la mano). De esta manera, tendrás más claro el espacio con el que cuentas y todas las prendas que tienes para organizar.
Foto: El Mueble
Un consejo es que las agrupes por categorías; camisetas, pantalones, ropa interior, jerséis… etc.
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Deshazte de la ropa que no vayas a usar
¡Tira sin miedo! Sé que asusta un poco, pero es una práctica que a la larga vas a ver que es saludable. La franja máxima para saber si es una prenda de uso habitual realmente la vas a usar o no, son 24 meses. Si no has usado esa prenda durante todo ese periodo y no lo has echado en falta, ten por seguro que no la vas a usar a la larga.
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Si es ropa que se encuentra en buen estado, no la tires, ¡dónala o véndela! Actualmente hay muchas plataformas para poder hacer ambas cosas, así sabes que tendrá una segunda oportunidad y te costará desprenderte menos de ella.
Para que te sea más sencilla la decisión, aparta la ropa que tienes claro que te vas a quedar, haz otro montón con la que tienes dudas y un tercero con la que claramente no quieres. Te recomiendo que tengas a mano alguna bolsa grande para alojar directamente esa ropa en su interior, así dejas de verla y podrás ir viendo con más claridad lo que te queda por decidir.
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Empieza a organizar la ropa usando la lógica
Una vez que tienes todas las prendas agrupadas por tipos y has hecho la criba definitiva y sabes con qué ropa te vas a quedar, comienza a ordenar por lo más fácil para no desanimarte. Utiliza la lógica y empieza a organizar el armario por: tipos de prendas, temporada del año, colores, tamaños; cuantas más divisiones mejor.
Es importante que mires el espacio que tienes disponible y valora la necesidad de usar productos organizadores.
Intenta ubicar la ropa que uses muy ocasionalmente en la parte de arriba del armario, por el contrario, aquellas prendas que más usas colócalas a la altura del pecho, y las que menos en la parte inferior.
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Lo mejor es empezar por la ropa más grande, abrigos, por ejemplo, de esta manera desalojas el espacio donde tienes agrupada toda la ropa, y hace que te centres mejor en lo que te va quedando y, después, puedes continuar con la ropa que usas habitualmente. Yo continuaría por los jerséis ya que es una prenda que ocupa bastante espacio y puedes ver el hueco que te va quedando en el interior del armario, continua con los pantalones, faldas, blusas…etc. Deja para el final la ropa interior, los zapatos y complementos.
Lo importante es ir haciendo divisiones en cada uno de los tipos de prendas, por ejemplo, separa las camisetas de manga larga de las de la manga corta, los pantalones de vestir de los casual, las camisas de invierno de las de verano… etc. Cuanto más estricta/o seas en tus divisiones más fácil de localizar tienes la ropa, de guardarla y de mantener el orden en el armario.
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Optimiza el espacio del interior de tu armario
Uno de los mejores trucos para organizar tus prendas, especialmente las camisetas y ropa interior, es doblarlas en tres pliegues y en vertical y si lo haces por tamaños (de más pequeño a más grande) y colores (de más oscuro a más claro), mejor que mejor. De esta manera, puedes encontrar y coger lo que buscas mucho más fácil sin desordenar el resto de las prendas y con qué combinarlo más rápidamente.
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- Usa cajas y cestos: son ideales para almacenar en el caso de que no tengas cajones o escasees de ellos.
Ikea
- ¿Baldas o barras?: Todo depende del espacio con el que cuentes y de la ropa que más suelas usar. Si tienes muchas camisetas, chaquetas y vestidos cuantas más barras mejor. Es importante que cuelgues todas las prendas de la misma manera y que estandarices las perchas. De esta manera queda más estético y se aprovecha mejor el espacio. El problema de las baldas es que nos invitan a apilar, lo ideal es no dejar más de 35 cm entre ellas para evitar hacerlo y que las prendas no se arruguen y sean más fáciles de coger.
- Organizadores de cinturones y corbatas: Dejan todo mucho más visible y accesible.
- Separadores de cajones: Es ideal para limitar el espacio en su interior y facilita muchísimo la organización.
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- Bandas de puertas y colgadores: Ideales para colgar bolsos u otros accesorios.
- Perchas extraíbles: Ahorran muchísimo espacio y te permiten ver y acceder de forma rápida a tus prendas.
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- Plataformas de zapateros verticales: ¡Olvídate de acumular cajas de cartón! Existen accesorios que reducen a la mitad el espacio y solventan el problema de una forma cómoda y ordenada.
- Organizador de bolsos: Si tu espacio es muy reducido, puedes meterlos unos dentro de otros. La verdad, es que no es muy recomendable ya que de esta manera sólo conseguirás que se te olvide la existencia del que está escondido en su interior. Pero si no te queda más remedio, etiquétalos para tenerlos controlados.
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No lo dejes a medias
Una vez que te pones mano a la obra, hazlo del tirón. Si ves que se alarga en el día y necesitas descansar hazlo, pero continúa el día siguiente hasta finalizarlo. Si lo haces así, vas a ver cómo te motivas una vez que veas el resultado final y te animas a ir por el siguiente.
Foto: El Mueble
Si la noche anterior piensas en la ropa que te vas a poner el día siguiente, ahorrarás tiempo y no caerás en la tentación de probarte infinitas combinaciones y dejarlo todo por medio con las prisas.
Más vale prevenir que… ordenar